Encontré en el cuento una vía para expresar mis fantasías, mis sueños y mis inquietudes. El cuento nos da la posibilidad de vivir, compartir, describir, sufrir y disfrutar situaciones que la vida real no nos otorga.

Iré guardando en los en los anaqueles de este almacén, aquellos cuentos que llegaron a mis manos a través de un libro, o por sugerencia de algún lector amigo y que por una u otra razón me conmovieron

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lunes, 21 de marzo de 2011

Bernardo y la fiera del riachuelo (versión revisada)



de Juan Manuel Giaccone (escritor invitado)

PRIMERA PARTE

Cuenta la historia que Bernardo caminaba a la vera del riachuelo hasta que, repentinamente, tropezó con una espeluznante figura.
—Grrr… —bramó la bestia como un toro, escarbando el suelo con las patas.
¡Era la fiera, la fiera del riachuelo! Él estaba al tanto de su particular existencia pero, por los medios televisivos, se decía que habitaba territorios remotos, entre las montañas de Afganistán. Es más, muchos seguidores de la gran bestia deforme sostenían que la cruel guerra rusa—afgana había tenido su origen por culpa de la fiera: muchos opinaban que poseía poderes paranormales y que hasta había convertido montañas rocosas en castillos medievales. La CIA lo investigaba, también la Gestapo: Hitler había escrito innumerables artículos en su favor, alegando que la bestia pertenecía a una raza superior, inclusive, a la mismísima raza alemana a la que pertenecía. Walt Disney había hecho lo suyo pero se dio por vencido y suplantó a la bestia por otros personajes que con gran éxito lo soplaron a la gloria. En fin, la fiera era popular, muy temida pero amada, también odiada y respetada, esa fiera era más famosa que el mismísimo chupa-cabras.

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viernes, 4 de marzo de 2011

Recién nacida

Cuento de Rolando Revagliatti

Mi papá está preso. En La Plata. Porque mató a mi mamá, siempre me acuerdo. Yo estoy acá, vivo con una señora. En el barrio nos llevamos bien con todos. La señora es muy religiosa. A veces conmigo se pone un poco pesada con eso. Tiene un negocio. No sé, afuera. Yo acá hago las compras, ayudo, voy al colegio, pero me cuesta el colegio. Un día la maestra hablaba de los planetas y me preguntó en cuál estábamos. En Marte, le dije. Y las chicas se rieron. La maestra me retó, creía que yo hacía chistes, que me burlaba. Los del colegio, me mandaron con una señorita, una señorita especial. Y me mostró unas láminas, unos dibujos.

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