Alberto y José son amigos desde la niñez y del barrio. Compartieron juegos, novias y los primeros sueldos. Crecieron y se fueron a estudiar a la ciudad. Se recibieron, se casaron, llegaron las suegras y felizmente también los hijos.
Les gusta ir a pasear juntos y solos. Nada de mujeres, ni cubiertos ni ensalada. Las cañas y un churrasco es todo lo que precisan. Se suben a uno de los autos, mate en mano y emprenden el viaje a cualquier laguna. No charlan demasiado, pero cada tanto se confiesan algún berrinche de sus esposas o un disgusto con los hijos adolescentes. Por supuesto, jamás se menciona lo que sienten, tan solo exponen los problemas que el otro da por sentado y comparten callados.
Les gusta ir a pasear juntos y solos. Nada de mujeres, ni cubiertos ni ensalada. Las cañas y un churrasco es todo lo que precisan. Se suben a uno de los autos, mate en mano y emprenden el viaje a cualquier laguna. No charlan demasiado, pero cada tanto se confiesan algún berrinche de sus esposas o un disgusto con los hijos adolescentes. Por supuesto, jamás se menciona lo que sienten, tan solo exponen los problemas que el otro da por sentado y comparten callados.