Encontré en el cuento una vía para expresar mis fantasías, mis sueños y mis inquietudes. El cuento nos da la posibilidad de vivir, compartir, describir, sufrir y disfrutar situaciones que la vida real no nos otorga.

Iré guardando en los en los anaqueles de este almacén, aquellos cuentos que llegaron a mis manos a través de un libro, o por sugerencia de algún lector amigo y que por una u otra razón me conmovieron

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miércoles, 25 de agosto de 2010

Taller literario - El Cuento: El primer trayecto de nuestro viaje literario

TEORÍA LITERARIA
Algunos tips para quien ingresa en el arte de escribir cuentos.

El cuento es uno de los estilos literarios que, por su simpleza y reducido tamaño, nos brinda una interesante puerta de entrada para iniciarnos en la escritura.

Veamos cual es la definición de cuento y sus características:

Definición
El cuento es una narración breve de hechos imaginarios o reales, protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento sencillo. No obstante, la frontera entre un cuento largo y una novela corta no es fácil de trazarse.

Tipos
Hay dos grandes tipos de cuentos: el cuento popular y el cuento literario.
El cuento popular: es una narración tradicional de transmisión oral. Se presenta en múltiples versiones, que coinciden en la estructura pero discrepan en los detalles. Tiene tres subtipos: los cuentos de hadas o cuentos maravillosos, los cuentos de animales y los cuentos de costumbres. El mito y la leyenda son también narraciones tradicionales, pero suelen considerarse géneros autónomos. Las mil y una noches es la recopilación más conocida de cuentos populares orientales que se conoce.
El cuento literario: es el cuento concebido y trasmitido mediante la escritura. El autor suele ser conocido. El texto, fijado por escrito, se presenta generalmente en una sola versión, sin el juego de variantes característico del cuento popular. Se conserva un corpus importante de cuentos del Antiguo Egipto, que constituyen la primera muestra conocida del género. Una de las primeras manifestaciones en la lengua castellana fue El conde Lucanor, que reúne 51 cuentos de diferentes orígenes, escrito por el infante Don Juan Manuel en el siglo XIV.

Características del cuento
Un cuento no es sólo una narración breve. Presenta varias características que lo diferencian de otros géneros narrativos breves (como, por ejemplo, la noticia periodística o el Relato).
* Narrativo: Una narración es el relato de hechos reales o imaginarios que les suceden a unos personajes en un lugar. Cuando contamos algo que nos ha sucedido o que hemos soñado o cuando contamos un cuento, estamos haciendo una narración.
* Ficción: aunque en algunos casos puede basarse en hechos reales o ser una ficción de un marcado realismo, un cuento debe, para funcionar, recortarse de la realidad.
* Argumental: tiene una estructura de hechos entrelazados (acción – consecuencias) en un formato de : introducción – nudo – desenlace.
* Única línea argumental: a diferencia de la novela, en el cuento todos los hechos se encadenan en una sola sucesión de hechos.
* Estructura centrípeta: todos los elementos que se mencionan en la narración del cuento están relacionados y funcionan como indicios del argumento.
* Un solo personaje principal: aunque puede haber otros personajes, la historia hablará de uno en particular, que es a quien le ocurren los hechos.
* Unidad de efecto: comparte esta característica con la poesía: está escrito para ser leído de corrido de principio a fin. Si uno corta la lectura, es muy probable que se pierda el efecto narrativo. La estructura de la novela permite leerla por partes.
* Brevedad: por y para cumplir con todas las demás características, el cuento debe ser breve.
* Prosa: el cuento debe estar escrito en prosa, o sea con párrafos, sangrías y punto y aparte.
(Hasta aquí Wikipedia)

Para empezar a escribir es importante tener en cuenta algunas consideraciones sobre el "esqueleto" que soporta la narrativa del cuento.Como habrán visto en las características, que nos contaran nuestros amigos Wiki, encontramos dos importantes consideraciones de orden general que nos permitirán armar nuestros cuentos: El argumento y la estructura.

El argumento: Hay distintas formas de llegar a definir un argumento. La primera sería sobre una idea preexistente sobre algún tema sea de ficción o narración de algún hecho real o histórico (En este caso un ejemplo sería La Cananea, que yo la definiría como novela sobre la historia sagrada). En este primer caso nos será de mucha utilidad pensar de la manera más precisa posible la trama, esto nos permitirá darle fluidez al relato. Otra técnica sería la de escribir “a ciegas” o sea ir elaborando el argumento con el correr de las palabras. Esta última es una técnica muy agradable porque nos permite un libre ejercicio de nuestra imaginación, que es bastante más amplia de lo que sospechamos.

La estructura: es muy importante poner el foco en que el cuento debe tener una única línea argumental que nos lleve “de las narices” hasta el final, sin que aparezcan historias intermedias que ensucian o distraen la atención del lector pues caería el interés por la resolución de la historia y correríamos el riesgo de aburrirlo. Por ello la brevedad para contar la historia es importante. Para esto el escritor debe evaluar el grado de descripción contextual de la historia (Lugares, personajes, etc.), si lo más importante que se quiere contar son los acontecimientos que se van desarrollando pues las descripciones deberán ser menores si por el contrario la historia no estaría completa sin un buen contexto deberemos poner un acento mayor en la “pintura” de los lugares y personajes.

Para cerrar este Post les dejo algunas interesantes reflexiones:

De Daniel Paredes (mi profe):
En un cuento no hay espacio para irse por las ramas innecesariamente; cada frase, cada palabra, es un pequeño engranaje que debe estar en función de esta máquina perfecta llamada Cuento. Cortázar decía que un cuento es comparable a una esfera, algo perfectamente redondo, donde todo fleco que se sale de esta geometría, sobra. En este sentido, el cuento funciona a la inversa que la novela. La novela sí se mete por mil y un vericuetos colaterales. ¿Y por qué a un lector lo va a aburrir un cuento que se va por las ramas, si no lo aburre una novela? Bueno, porque el lector que se sienta a leer una novela, sabe que se encontrará con esos mil vericuetos y está preparado para disfrutarlos. Del mismo modo, el lector que se sienta a leer un cuento, está preparado para que la narración no se detenga, se sienta para que la historia lo deje sin aliento, lo lleve enganchado de la nariz de principio a fin.
Para que tu cuento mantenga al lector expectante de principio a fin, debes recortar todos esos flecos que sobran, eliminar todo camino colateral que no conduzca al centro de la historia. Ojo: hay muchos puntos que, aunque no se relacionen directamente con el nudo del cuento, sirven para crear la atmósfera necesaria.

De Ariel Mazzeo:
¿De qué hablamos cuando hablamos de cuentos?
Ante la lectura de un texto escrito por alguno de los asistentes a un taller literario, es habitual escuchar frases como estas:
—No es un cuento. Esto es una anécdota, un relato. ¡Qué sé yo! Es cualquier cosa menos un cuento.
—Creo que la historia que se está planteando da más para una novela que para un cuento.
—¡Maldita sea! Por lo menos, que el lector no se desmaye del aburrimiento. Acá no hay tiempo para largas descripciones: ¡intentemos hacer un cuento!
Algunas veces estas observaciones generan fogosos debates, en los que se exponen elaboradas Teorías-Acerca-de-la-Naturaleza-del-Cuento. Si todo sale bien, nadie resulta herido y los participantes se vuelven a casa con una sonrisa de satisfacción: han pasado un agradable rato entre amigos. Pero convengamos que con esto solo no se aprende sobre literatura.
Otras veces, talleristas y coordinador hacen lo que más conviene: se serenan, respiran hondo y van a la biblioteca a ver qué tienen para decir al respecto los maestros del género. Algo de esto es lo que vamos a intentar en esta nota.

La soportable brevedad del ser
Pero antes de seguir hagamos una salvedad. No es intención de este humilde artículo lograr una precisa definición del género "cuento", ni sintetizar todo lo escrito sobre el asunto. Nada de eso. Sencillamente, se trata de exponer algunos conceptos interesantes, nacidos de la pluma de verdaderos maestros. Conceptos que toda persona interesada en escribir cuentos debería tener siempre a mano.
Ahora sí, hecha esta pequeña aclaración, ¡allá vamos!
Muy renombrados críticos han fracasado en el intento de encontrar una única definición del género "cuento". También hubo otros, más astutos, que han preferido la vía indirecta de la comparación o incluso la metáfora para acercarse por la puerta de atrás a esta definición tan escurridiza. Supongamos que alguien menciona estas dos palabras: "cuento" y "novela". La primera idea que vincula estas dos palabritas es la idea de la extensión: cualquiera puede asegurar que la "novela" es más larga que el "cuento". Bien. Hemos llegado a una primera característica, un tanto obvia: el cuento es breve. O al menos más breve que la novela.
Sin embargo, si alguna vez estuvieron en un acto público y escucharon que algún funcionario presente va a "dirigir al auditorio unas breves palabras", entenderán que "breve" puede tener significados muy diferentes para distintas personas.
Indudablemente, "breve" por sí solo no nos dice mucho. Y preguntarse ¿qué tan breve es "breve"? es, a todas luces, un camino sin salida. Hay que ir más allá. Y, para eso, conviene mejor preguntarse ¿por qué debe ser "breve" un cuento, aun cuando llene treinta páginas? Es ahí donde la cosa comienza a tomar otro color.

Efectos especiales
Edgar Allan Poe, ese gigante que prácticamente inventó el cuento tal como lo conocemos hoy, escribió en 1842 una reseña crítica a un libro de relatos de Nathaniel Hawthorne. Ese artículo se ha convertido en el ensayo fundante: Poe nos muestra en él, nítidamente, su particular visión de la estética del cuento.
El concepto central que aquí vuelca el maestro del cuento moderno es el de la unidad de efecto:
"Un hábil artista literario ha construido un relato. Si es prudente, no habrá elaborado sus pensamientos para ubicar los incidentes, sino que, después de concebir cuidadosamente cierto efecto único y singular, inventará los incidentes, combinándolos de la manera que mejor lo ayuden a lograr el efecto preconcebido".
Absolutamente todos los elementos que aparezcan en un buen cuento deben colaborar para el logro de ese efecto preconcebido. Cualquier palabra, frase, incidente o personaje que no ayude a lograr ese efecto preconcebido, ¡no sirve!
Ahora bien, pensémoslo desde el lado del lector. Uno se encuentra leyendo, digamos, Moby Dick. Por más fascinado que esté con los demonios que habitan el alma del oscuro capitán Ahab, llega un momento en que no se puede seguir leyendo: tenemos que apagar la luz y dormir sin terminar de recorrer las setecientas páginas de esa maravillosa novela de Melville. A la mañana siguiente uno tendrá que levantarse, ir a trabajar, atender asuntos diversos. Y tal vez pase más de un día antes de que pueda subirse otra vez al Pequod y seguir la persecución de la ballena asesina. Todas estas interrupciones no anulan ni contrarrestan las impresiones de la historia, ya que la novela es, más bien, una vida (con todo lo que la vida tiene de marchas y contramarchas). Pero, en el caso del cuento, esas mismas interrupciones resultarían fatales: destruirían el efecto que cuidadosamente ideó el autor de la narración.
Entonces, la brevedad no es una característica esencial del cuento, sino un requisito necesario para lograr esa unidad de efecto. Las dos, brevedad y unidad de efecto, son una amalgama, un aspecto estructural indispensable.
Refiriéndose a la extensión física del cuento, Poe aclara rotundamente:
"Aludo a la breve narración cuya lectura insume entre media hora y dos".
Convengamos, para terminar de definir "brevedad", que hay cuentos aburridísimos de apenas tres páginas y cuentos apasionantes cuya lectura excede las dos horas prescriptas por Poe.

Duelo de titanes
A su modo, Julio Cortázar, no sólo gigantesco cuentista si-no también traductor de la obra de Poe, no es menos brillante que el norteamericano al explicarnos que la intensidad es otro de los aspectos fundamentales del cuento:
"Lo que yo llamo intensidad en un cuento consiste en la eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los rellenos o frases de transición que la novela permite e incluso exige".
Al hablar de los cuentos de Poe agrega:
"...comprendió [Poe] que la eficacia de un cuento depende de su intensidad como acaecimiento puro, es decir, que todo comentario al acaecimiento en sí debe ser radicalmente suprimido".
Pero este criterio de economía que exige el cuento no sólo se refiere al tema, a los episodios o a la trama en sí, sino también a la forma en que el lenguaje se ajusta a lo narrado. Sigue don Julio hablándonos de don Edgar:
"En sus mejores cuentos, el método es francamente poético: fondo y forma dejan de tener sentido como tales; se nos pone en el drama, se nos hace leer el cuento como si estuviésemos dentro."
Entonces, la brevedad, la intensidad, la economía y el rigor en el lenguaje son todos elementos que apuntan a lo mismo: unidad de efecto. Que es lo que importa.

Pasando en limpio
A esta altura creo conveniente que hagamos una pausa para recordar algo que puede parecer una obviedad: el cuento debe narrar un acontecimiento. En el cuento debe suceder alguna cosa, una secuencia de acciones realizada por uno o más personajes, en un determinado ámbito de tiempo y espacio.
Ahora sí, estamos en condiciones de entender por qué don Enrique Anderson Imbert, cuentista y brillante crítico, autor de Teoría y técnica del cuento, mezcla todos estos elementos para regalarnos esta maravillosa definición:
"El cuento vendría a ser una narración breve en prosa que, por mucho que se apoye en un suceder real, revela siempre la imaginación de un narrador individual. La acción —cuyos agentes son hombres, animales humanizados o cosas animadas— consta de una serie de acontecimientos entretejidos en una trama donde las tensiones y distensiones, graduadas para mantener en suspenso el ánimo del lector, terminan por resolverse en un desenlace estéticamente satisfactorio."

Del dicho al hecho...
Es cierto que para responder qué es un cuento no es suficiente un artículo como este. Incluso, puede que ni siquiera sea necesario: bastaría con leer con ojos críticos al Poe de "El entierro prematuro" o "Berenice", al Chejov de "Tristeza". O "Los asesinos" de Hemingway, o "Casa tomada" de Cortázar.
¡Esos son Cuentos! (la mayúscula no es un error de edición).
Sin embargo, querido ciberlector, abrigo la esperanza de que al releer cualquiera de estas obras monumentales puedas acercarte a descubrir los elementos que sus autores, con mano maestra, fueron disponiendo para lograr un único efecto, cómo fueron quedándose sólo con lo esencial e indispensable, cómo acompañaron con el estilo adecuado, ese que nos hace respirar la atmósfera de la historia.
Si logramos vislumbrar esto, entonces habremos dado un paso.
Ya lo creo que habremos dado un paso.

2 comentarios:

  1. necesito saber que es un cuento maravilloso tradicional ¿me respodes xfas?

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  2. El cuento maravilloso tradicional es un cuento que desde épocas remotas es utilizado para transmitir, mediante un relato que contiene acontecimientos extraordinarios que causan maravilla,conocimientos sobre los distintos aspectos de la vida.
    Los hebreos, por ejemplo, lo llaman midrash y lo utilizan para transmitir la fe a sus hijos. Aunque esta transmición de conocimiento no se circusncibe al plano religioso y ha sido utilizada para enseñar distintos conocimientos.

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