Encontré en el cuento una vía para expresar mis fantasías, mis sueños y mis inquietudes. El cuento nos da la posibilidad de vivir, compartir, describir, sufrir y disfrutar situaciones que la vida real no nos otorga.

Iré guardando en los en los anaqueles de este almacén, aquellos cuentos que llegaron a mis manos a través de un libro, o por sugerencia de algún lector amigo y que por una u otra razón me conmovieron

Buscar este blog

lunes, 21 de junio de 2021

El día que Maradona se hizo D10S

de Fernando Murano

    Las cosas no iban bien, llegamos al mundial de México colgados del estribo. No sé si se acuerdan el final de las eliminatorias. El gol de Passarella a Perú, que en realidad fue de Gareca, que empujó un tiro cruzado del Káiser cuando sólo faltaban 8 minutos, nos salvó de quedarnos afuera del mundial.

    Duramente cuestionado por la crítica, el Narigón se llevó al equipo a tierras aztecas antes de que ningún otro equipo del mundo ni siquiera hubiese reservado el hotel. Sabía que necesitaba compenetrar a los jugadores con sus ideas tácticas, aquello que no había podido hacer en los cuatro años previos. Tenía que convencer a Diego de que fuera el D10S del fútbol mundial, el Maradona eterno, aquel que sería recordado por siempre. El segundo objetivo era lograr que todos y cada uno de los jugadores estuviesen alineados hacia un mismo objetivo, compenetrados con su visión del fútbol. Creo que Carlos Salvador, su esposa y su mamá eran los únicos que estaban convencidos de que podía lograrlo.

    El sueño argentino comenzó un 2 de junio de 1986 en el Estadio Olímpico de la Ciudad de México. Una débil Corea no fue problema para la Argentina que con autoridad le metió tres goles aunque los coreanos lograran descontar para decorar el resultado. Nadie quiso embarcarse aún en quimeras improbables, le habíamos ganado al equipo más débil del grupo.

    Sólo tres días más tarde llegó la hora de la verdad, enfrente estaba el campeón del mundo, Italia. Y fue duro nomás. A los seis minutos perdíamos por un penal pateado por Altobelli. Más de uno pensó que se venía una catástrofe. Fue entonces cuando “Pelusa” dijo presente. Valdano, desde la media luna del área, inventó un pase mágico de emboquillada que encontró a Diego ganándole la espalda al defensor azzurro y, como si estuviera en el Colón, dibujando un paso de ballet, se suspendió en el aire para darle una cachetada al balón Azteca y vencer a un paralizado arquero italiano. Fue empate, pero las sensaciones empezaban a ser positivas.

     Argentina tenía que ganarle a Bulgaria para asegurarse el primer puesto del grupo y lo hizo con la autoridad que requería la ocasión. 2 a 0 y a otra cosa mariposa.

    Los octavos de final nos enfrentarían con los siempre difíciles charrúas. Cincuenta y seis años habían pasado desde la última vez que lo venciéramos en un mundial. Un partido de hacha y tiza, de cuchillo entre los dientes, no apto para timoratos ni pusilánimes. Lo que se dice un clásico. Trabado y con poco juego, Argentina se lo llevó por la mínima con el gol del “PePePe” (Pedro Pablo Pasculli). Tímidamente empezaban a encenderse las ilusiones.

    El destino quiso que el siguiente partido fuera el del morbo.

    El dolor de la guerra entre Argentina e Inglaterra estaba muy fresco. Y aunque sabíamos que sólo se enfrentarían 22 deportistas, nuestro ego chauvinista, herido de gravedad, o nuestro sufrimiento por los caídos, necesitaba una revancha, un premio consuelo, una caricia al alma. Y alguien estaba dispuesto a cumplirle el deseo a un país entero que estaba prendido a los televisores y las radios. La gloria eterna llamó a la puerta del capitán argentino y este no dudó, la arrebató para siempre. No dudó en usar la “mano de Dios” para empezar el trabajo y a los 51’ abrió el marcador. Y por si alguno se enojó por la picardía criolla, a tan sólo 3’ de la polémica jugada decidió esculpir la mayor obra de arte tallada en un mundial de fútbol.

    Dijo el relator (calla el escritor): “…ahí la tiene Maradona… lo marcan dos… pisa la pelota Maradona… arranca por la derecha el genio del futbol mundial… y deja el tercero y va a tocar para Burruchaga... ¡Siempre Maradona!... “¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! ¡Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... Goooooool... Gooooool...! ¡Quiero llorar! ¡Dios santo! ¡Viva el fútbol! ¡Golazo! ¡Diego Maradona!… ¡Es para llorar perdónenme…! ¡Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos…! ¡Barrilete cósmico! ¿De qué planeta viniste, para dejar en el camino tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2… Inglaterra 0…¡Diegol…! Diegol…! ¡Diego Armando Maradona…! ¡Gracias, Dios…! ¡Por el fútbol…! ¡Por Maradona…! por estas lágrimas… por este… Argentina 2… Inglaterra 0...

    ¿Después de este éxtasis futbolero puede quedar alguna emoción más? Sólo te digo, antes de pasar al capítulo final de esta historia, que busques los dos goles de Diegol —relatados por Víctor Hugo— con los que dejamos en el camino a Bélgica.

    Y el último capítulo era una parada brava. Había que enfrentar a los tanques alemanes. Por eso cuando de pronto nos encontramos ganando 2 a 0 los argentinos nos mirábamos incrédulos. ¿Tan fácil sería? No, no lo sería. Los germanos desplegaron la fuerza aérea sobre nuestra área y nos empataron el partido. Habría alargue. Alargue del sufrimiento, alargue de la agonía, alargue de las ilusiones. Y no fue hasta que faltaban 5’, en que Maradona frotó la lámpara una vez más y dejó sólo a al gran Burruchaga en una carrera eterna y memorable, hacia el segundo título mundial.

    El doctor Bilardo, su esposa y su mamá tenían razón. ¡Argentina Campeón del Mundo! ¡Maradona eterno! ¡El D10S del fútbol que ahora nos mira desde el cielo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario